martes, 25 de septiembre de 2007

Mujer

Los dos en más realidad
(Juan Ramón Jiménez)
Yo vine del allí libre
y estoy preso en este aquí;
antes yo era lo infinito
que hoy no sé ya concebir;
soy solo el que considera
sin comprenderlo, aquél sí
que fue y que ahora es el no.
... Y lo que iba a decir:
morirme es volver a ser
lo infinito que ya fui,
ser lo que ya no comprendo.
¡Y es estar contigo en tí,
mujer, cuando tú te mudes
para ese mismo sinfin!
Es la fe del más gran mar,
fe innecesaria, que a allí,
como todo está en su sitio,
solo es necesario ir,
ir, morir, ir, volver, ir,
llegar, morir, ir, ¡morir!
¡Morir para siempre ya
contigo, mujer, tú en mí,
yo en tí, los dos en los dos,
en igual trasexistir!
Los dos en más realidad,
origen en fin, al fin;
los dos en lo original,
sin nunca inquirir ya si
esto es aquello o lo otro,
sin nadir o sin cénit;
un sentido de sentidos,
suma total del sentir.
Ser la nada de lo todo,
la sombra del cuerpo, sin
el cuerpo que es ya la sombra.
¡Pues venga todo el morir!




Para tí, Maran

lunes, 28 de mayo de 2007

Niño


Fotografía: Web

Romance de la Luna Luna


La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos.
El niño la mira mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos.
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado.

El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados.

Por el olivar venían,
bronce y sueño los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.

¡Cómo canta la zumaya,
ay cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.


Federico García Lorca



martes, 22 de mayo de 2007

Ensueño.




Del jardín recién regado, entraría por la ventana abierta una brisa fragante y fresca de junquillos blancos y jeránios rosas con agua, y en el último sol de las acacias, sollozaría el último pajarillo.


Habría en el comedor que da al jardín un ruido de platos, y de platas y de agua, y ella vendría a mi estancia y mi corazón la recibiría sonriendo.


Por la galería del otro lado, el poniente sería aún cálido y dorado. Y ella estaría junto a mí y yo la acariciaría toda deliciosamente, como en un éxtasis indecible de ternura y ensimismamiento.


Los libros amarillos, la lectura interrumpida, el ruido del agua sobre las flores en el jardín y la brisa de la tarde de estío me volverían de este bello ensueño imaginado e imposible.


Juan Ramóm Jiménez


Fotografía de Galatea: Atardecer en la Cambra

El Camino del Tao (Fragmento)


Antiguamente, los hombres verdaderos nada sabían acerca del amor a la vida ni del odio a la muerte.

La entrada en la vida no les producía alegría; al dejarla, no oponían resistencia. Iban y venían tranquilamente.

No olvidaban cuál había sido su comienzo y no averiguaban cuál sería su fin.

Aceptaban su vida y gozaban de ella, olvidaban todo temor a la muerte y retornaban a su estado anterior a la vida.

Así pues, no existía en ellos la necesidad de que la mente se opusiera al Tao y de que lo humano resistiera a lo Celestial.



El camino del Tao
Alan Watts
Fotografía: Olivier Follmi

lunes, 7 de mayo de 2007

El Delirio de Millares


... los que por propósitos desesperados
Habían extirpado la piedad de cuajo, se alegraron
De este nuevo adversario. Los tiranos, fuertes antes
En pérfidas proclamas, eran fuertes cual diablos ahora;
Y así, con enemigos acosándolo por todos lados,
El país enloqueció; los crímenes de unos pocos
Se volvieron el delirio de millares; torbellinos del infierno
Llegaban santificados como aire de los Cielos.

William Wordsword
El preludio, 1805

sábado, 28 de abril de 2007

Maran





Tu mayor propiedad
es el Amor de Dios,
la salvación de tu alma,
tu vida eterna, que Dios
ha puesto en tus manos
y debes salvar.


El Jardinero

Leve es la Tierra

Cumbre de Urbión



Es la cumbre, por fin, la última cumbre.
Y mis ojos en torno hacen la ronda
y cantan el perfil, a la redonda,
de media España y su fanal de lumbre.

Leve es la tierra. Toda pesadumbre
se desvanece en cenital rotonda.
Y al beso y tacto de infinita onda
duermen sierras y valles su costumbre.

Geología yacente, sin más huellas
que una nostalgia trémula de aquellas
palmas de Dios palpando su relieve.

Pero algo, Urbión, no duerme en tu nevero,
que entre pañales de tu virgen de nieve
sin cesar nace y llora el niño Duero.

Gerardo Diego

Fotografía de Galatea

viernes, 27 de abril de 2007

Estrofa de Agua

Romance del Duero


Río Duero, Río Duero,
nadie a acompañarte baja,
nadie se detiene a oír
tu eterna estrofa de agua.

Indiferente o cobarde
la ciudad vuelve la espalda.
No quiere ver en tu espejo
su muralla desdentada.

Tú, viejo Duero, sonríes
entre tus barbas de plata,
moliendo con tus romances
las cosechas mal logradas.

Y entre los santos de piedra
y los álamos de magia
pasas llevando en tus ondas
palabras de amor, palabras.

Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.

Río Duero, Río Duero,
nadie a estar contigo baja,
ya nadie quiere atender
tu eterna estrofa olvidada

sino los enamorados
que preguntan por sus almas
y siembran en sus espumas
palabras de amor, palabras.


Gerardo Diego
Fotografía de Galatea.

jueves, 19 de abril de 2007

Al otro lado de las montañas




"Alguien dijo que había ciudades para soñar
al otro lado de las montañas.
No dijo si estaban suspendidas en el aire,
sumergidas en las lagunas,
o perdidas en el corazón del bosque.
Los que allá fueron nada encontraron,
ni altas torres ni jardines
ni mujeres hilando en el atrio,
ni un muchacho aprendiendo a tocar la gaita.
Solo yo traje algo para seguir soñando
algo visto y no visto en la niebla de la mañana,
algo que era una flor o un mirlo de oro
o un pie descalzo de mujer,
un sueño de otro que se ponía
a dormir en mí,
echado en mis ojos
pidiéndome que lo soñase más allá de las montañas,
donde no hay ciudades para soñar.
Y ahora mi oficio es soñar, y no sé
si soy yo quien sueño, o es que por mí sueñan
campos, miradas azules, palomas que juegan con un niño,
o una mano pequeña y fría que me acaricia el corazón."

Álvaro Cunqueiro

Fotografía de Galatea: Lagos de Covadonga.

martes, 17 de abril de 2007

CANTO III DE LA DIVINA COMEDIA (fragmento)




INSCRIPCIÓN


Por mí se llega a la ciudad doliente.
Por mí se avanza hacia la eterna pena.
Por mí se va tras la perdida gente.

Dios al pecado señaló condena
y surgí entonces cual suprema alianza
del poder sumo y la justicia plena.

Y no existiendo en mí fin ni mudanza
nada me precedió sino Dios mismo.
Los que entrásteis perded toda esperanza.


Dante Alighieri

lunes, 9 de abril de 2007

Alma Errante

NO TENGO PAZ NI PUEDO HACER LA GUERRA...

No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.
Prisión que no se cierra ni des-cierra,
No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.
Veo sin ojos, grito en vano;
sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.
Me alimenta el dolor y llorando reí;
La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por tí.





Francisco Petrarca

viernes, 30 de marzo de 2007

Heráclito



El segundo crepúsculo.
La noche que se ahonda en el sueño.
La purificación y el olvido.
El primer crepúsculo.
La mañana que ha sido el alba.
El día que fue la mañana.
El día numeroso que será la tarde gastada.
El segundo crepúsculo.
Ese otro hábito del tiempo, la noche.
La purificación y el olvido.
¿El primer crepúsculo?
El alba sigilosa y en el alba
la zozobra del griego.
¿Qué trama es ésta
del será, del es y del fue?
¿Qué río es éste por el cual corre el Ganges?
¿Qué río es éste cuya fuente es inconcebible?
¿Qué río es éste
que arrastra mitologías y espadas?
Es inútil que duerma.
Corre en el sueño, en el desierto, en un sótano.
El río me arrebata y soy ese río.
De una materia deleznable fui hecho, de misterioso tiempo.
Acaso el manantial está en mí.
Acaso de mi sombra
surgen, fatales e ilusorios, los días.



Jorge Luis Borges

Noche Oscura


En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada; 5

a oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada. 10

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía. 15

Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía. 20

¡Oh noche que me guiaste!,
¡oh noche amable más que el alborada!,
¡oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada! 25

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba. 30

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía. 35

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado. 40
San Juan de la Cruz

martes, 27 de marzo de 2007

Las Abarcas Desiertas

Por el cinco de enero,
cada enero ponía
mi calzado cabrero
a la ventana fría.

Y encontraban los días,
que derriban las puertas,
mis abarcas vacías,
mis abarcas desiertas.

Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras:
siempre tuve regatos,
siempre penas y cabras.

Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río
y del pie a la cabeza
pasto fui del rocío.

Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería
que fuera el mundo entero
una juguetería.

Y al andar la alborada
removiendo las huertas,
mis abarcas sin nada,
mis abarcas desiertas.

Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana
para ver el calzado
de mi pobre ventana.

Toda la gente de trono,
toda gente de botas
se rió con encono
de mis abarcas rotas.

Rabié de llanto,
hasta cubrir de sal mi piel,
por un mundo de pasta
y un mundo de miel.


Por el cinco de enero,
de la majada mía
mi calzado cabrero
a la escarcha salía.

Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas
mis abarcas heladas,
mis abarcas desiertas.


Miguel Hernández

Eterna Primavera.


Y nada importa ya que el vino de oro
rebose de tu copa cristalina,
o el agrio zumo enturbie el puro vaso...
Tú sabes las secretas galerías
del alma, los caminos de los sueños,
y la tarde tranquila
donde van a morir... Allí te aguardan
las hadas silenciosas de la vida,
y hacia un jardín de eterna primavera
te llevarán un día.
Antonio Machado

lunes, 26 de marzo de 2007

Bendita Ilusión

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí, ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?

Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.


Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé, ¡bendita ilusión!,
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.


Antonio Machado

sábado, 24 de marzo de 2007


Si de verdad quieres a alguien, lucha por su felicidad.

La Luz de la Luna Iba Nevando...

La Estrella del Pastor

Cállate, por Dios, que tú
no vas a saber decírmelo;
deja que abran todos mis
sueños y todos mis lirios.

Mi corazón oye bien
la letra de tu cariño...
El agua lo va contando
entre las flores del río;

lo va soñando la niebla,
lo están llorando los pinos,
y la luna rosa y el
corazón de tu molino...

No apagues, por Dios, la luz
que arde dentro de mí mismo...
Cállate, por Dios, que tú
no vas a saber decírmelo...


Andábamos, monte arriba,
bañados de luna... Tú
me diste -Blanca, ¿te acuerdas?-
un ramo de almoraduj.

¡Qué pálida era tu mano
mate en la penumbra azul!
¡Como miraban tus ojos!
¡Oh! ¡Como estabas...!


La luz
de la luna iba nevando
por los montes negros sus
tristezas de lirios blancos,
no tan blancos como tú...

¡Blanca, Blanca! Tu me abriste
la flor de tu juventud,
bien sé que por mí tú habrías
clavado a Cristo en la Cruz.

Bien sé que me dabas todo,
tu vida, tu muerte, tu...
Bien sé que por mí te hubieras
tendido en un ataúd...

...Blanca, quién pudiera darte
todo el corazón en un
rayo de luna, en un ramo
fragante de almoraduj...

Juan Ramón Jiménez

jueves, 22 de marzo de 2007

La Caricia de los Ojos de la Luna

Poesía de Juan Ramón Jiménez

Agua verde y dormida, que no quieres ninguna
gloria, que has desdeñado ser fiesta y catarata,
que cuando te acarician los ojos de la luna
te llenas toda de pensamientos de plata...

Agua límpia y callada del remanso doliente,
que has despreciado el brillo del triunfo sonoro,
que cuando te penetra el sol dulce y caliente,
te llenas toda de pensamientos de oro...

Triste y profunda eres, lo mismo que mi alma;
a tu sombra han venido a pensar los dolores,
y brotan, en la plácida delicia de tu calma,
los más puros ensueños y las más bellas flores...

Mi selección del día

Un poema de Antonio Machado

Soñé que tú me llevabas

por una blanca vereda,

en medio del campo verde,

hacias el azul de las sierras,

hacia los montes azules,

una mañana serena.



Sentí tu mano en la mía,

tu mano de compañera,

tu voz de niña en mi oído

como una campana nueva,

como una campana virgen

de un alba de primavera.



Eran tu voz y tu mano,

en sueños, tan verdaderas...

Vive, esperanza, ¡quién sabe

lo que se traga la tierra!



(Imagen de google)

Presentación


Soy una persona tranquila